Why do we age?

¿Por qué envejecemos?

El envejecimiento se caracteriza por la pérdida progresiva de las funciones celulares y provoca el deterioro gradual del cuerpo. Es la principal causa de patologías que frecuentemente aparecen con la edad, como la diabetes tipo II, los trastornos cardiovasculares y las enfermedades neurodegenerativas.

La comunidad científica ha puesto el foco en explicar qué sucede dentro de nuestras células cuando envejecemos y en cuáles son los rasgos distintivos del envejecimiento. Tratando una de estas marcas podemos ralentizar el envejecimiento, pero si tratamos todas podríamos conseguir un enorme aumento en la esperanza de vida media.  

 

Los 9 rasgos distintivos del envejecimiento

El  deterioro de las funciones celulares tiene como consecuencia el envejecimiento, que se caracteriza por cambios sucesivos que el cuerpo experimenta con el paso del tiempo (rasgos distintivos del envejecimiento). Son los siguientes:

 

 

1. Inestabilidad genómica

Se observa un aumento en la tendencia a presentar mutaciones (cambios en la secuencia) en el ADN. Estas son debidas a factores internos como los derivados de alguna inflamación y/o agentes externos como el humo del tabaco, que van acumulando daños con el paso del tiempo.

 

 

 

 

2. Acortamiento de los telómeros

Cada vez que la célula se divide, los telómeros (estructuras situadas al final de los cromosomas) se vuelven más cortos. El proceso se repite hasta llegar a un punto en el que pasan a tener una longitud crítica que no permite más divisiones, (lo que se define como límite de Hayflick) y la célula muere. 

 

3. Alteraciones epigenéticas

Son cambios que influyen en la expresión génica pero que no afectan a la secuencia de ADN. Las alteraciones epigenéticas se deben a la edad y a factores ambientales, como la alimentación, el ejercicio, los medicamentos y las sustancias químicas. Así mismo, algunos ejemplos de estas alteraciones pueden ser la metilación del ADN, es decir, añadir o eliminar del ADN grupos químicos llamados grupos metilo, o los cambios en las proteínas (histonas) que se unen al ADN para formar los cromosomas, entre otros. De hecho, el Dr. Sinclair, padre de la “Teoría de la Información del Envejecimiento”, define de forma simple el envejecimiento como la pérdida de información epigenética en nuestras células con el paso de los años. 

 

4. Pérdida de la proteostasis

A lo largo de toda nuestra vida, las proteínas se descomponen, reciclan y reconstruyen continuamente en un proceso finamente equilibrado llamado homeostasis de proteínas o “proteostasis”. Las proteínas son esenciales para nuestro organismo, ya que constituyen nuestras células y realizan la mayoría de sus funciones. El envejecimiento se caracteriza por la pérdida de este equilibrio.

 

5. Desregulación de la detección de nutrientes

Destaca la resistencia a la insulina. Con la edad hay factores como el estrés oxidativo, la inflamación, la alteración de la actividad enzimática y la acumulación de ácidos grasos dentro de las células que pueden contribuir a una reducción de la sensibilidad a la insulina. Es decir, las células no reaccionan tan bien a esta como deberían y el organismo pierde progresivamente su capacidad de regular los niveles de azúcar en sangre. 

La respuesta a la insulina puede mejorarse con la activación de algunos de los genes que regulan el envejecimiento (que actúan de sensores de los nutrientes que ingerimos) mediante, por ejemplo, la restricción calórica o el ayuno intermitente.

 

6. Disfunción mitocondrial

Las mitocondrias son orgánulos que producen energía en casi todas las células y lo hacen mediante la combinación de oxígeno con las moléculas de combustible (azúcares y grasas) que provienen de los alimentos. A medida que las células y los organismos envejecen, la eficacia de las mitocondrias tiende a disminuir. Cuando las mitocondrias son defectuosas, las células no tienen suficiente energía, y además las moléculas de oxígeno y combustible no utilizadas se acumulan, causando daños en las células.

 

7. Senescencia celular

La senescencia es un proceso en el que las células quedan en un estado ‘zombi’: han llegado al final de su vida útil pero no mueren. Presentan daños en su estructura y su metabolismo se altera. Al envejecer, estas células se acumulan en los tejidos y secretan sustancias dañinas e inflamatorias a su entorno. Esto contribuye a la aparición de enfermedades asociadas con la edad. Es diferente a la muerte celular programada, denominada apoptosis, que tiene la función de eliminar aquellas células no viables para evitar la formación de tumores.

 

8. Agotamiento de las células madre

Estas son capaces de generar nuevas células para reparar nuestros tejidos y órganos, pero durante el envejecimiento se vuelven disfuncionales o mueren. En consecuencia, disminuye su cantidad y nuestros tejidos se renuevan mucho menos.

 

9. Alteración de la comunicación intercelular

Es la transferencia de información de una célula a otra mediante señales físico-químicas como las hormonas o los impulsos nerviosos. Este proceso es imprescindible para “organizar” las funciones del organismo y mantenerlo sano y en equilibrio. Si se altera, se producen reacciones inflamatorias y cambios en la composición del entorno celular que conducen a las disfunciones propias del envejecimiento.

 

Ahora que ya sabes cuáles son sus rasgos distintivos, te invitamos a que visites el post de nuestro blog “9 consejos para retrasar el envejecimiento, vivir más y mejor” en el que repasamos algunos hábitos recomendados para envejecer de forma saludable. También te puede interesar nuestro post sobre los genes y moléculas que regulan el envejecimiento y los artículos que hablan sobre la berberina, la espermidina, el resveratrol y la quercetina, todos ellos son complementos alimenticios relacionados con la longevidad.


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